Hoy me gustaría dedicar unas líneas a algo tan importante como es la amistad, todas aquellas relaciones sanas, claro.
Es bien sabido que los momentos de soledad son esenciales para reflexionar, pensar y conectar con uno mismo. Pero también es esencial no olvidar que la compañía con personas saludables para uno mismo es básico y enriquecedor.
En los últimos tiempos, la amistad se ha visto contaminada por temibles palabras como la envidia, competitividad, los complejos, el egoísmo etc. muchos no confiamos ni en los más queridos por miedo al fraude o a la decepción.
Es bueno recordar que la buena amistad no crece por si sola. Uno mismo tiene que adentrarse en este concepto y entender que si es un amigo de verdad es porque lo que éste te proporciona aumenta tu calidad de vida. Una mala experiencia en la amistad no es justificable para cerrar puertas a personas que pueden ser claves para tu felicidad.
Hay numerosos estudios e investigaciones que confirman los múltiples beneficios de la amistad: previenen el sentimiento de soledad, protege el sistema immunológico, reduce los ataques de corazón, mejora la salud mental y previene la depresión y la ansiedad, mejora el bienestar personal y aumenta la expectativa de vida.
La gente con pocos amigos, sin ellos o sin familia tiene una tasa de mortalidad cuatros veces más alta que las personas que cuentan con una buena red de relaciones personales. Según los expertos, también es probable que no sea el número de relaciones el factor que mejora la salud, sino lo que éstas significan para la persona. Es el sentimiento de unión y apoyo, y no la cantidad de amigos, lo que cuenta.
Cómo comprobar si es un verdadero amigo
¿Estoy satisfecho de esta amistad en general?
¿A menudo me siento mal después de haber visto a esa persona?
¿Se trata de una relación de igual a igual?
¿Cuál es el coste de mantener esta relación?
¿Puedo recurrir a mi amigo en un momento de crisis o soledad?
¿Me escucha y me comprende?
¿Me conoce y le importo realmente?
¿Qué aporta de positivo en mi vida?
Es bien sabido que los momentos de soledad son esenciales para reflexionar, pensar y conectar con uno mismo. Pero también es esencial no olvidar que la compañía con personas saludables para uno mismo es básico y enriquecedor.
En los últimos tiempos, la amistad se ha visto contaminada por temibles palabras como la envidia, competitividad, los complejos, el egoísmo etc. muchos no confiamos ni en los más queridos por miedo al fraude o a la decepción.
Es bueno recordar que la buena amistad no crece por si sola. Uno mismo tiene que adentrarse en este concepto y entender que si es un amigo de verdad es porque lo que éste te proporciona aumenta tu calidad de vida. Una mala experiencia en la amistad no es justificable para cerrar puertas a personas que pueden ser claves para tu felicidad.
Hay numerosos estudios e investigaciones que confirman los múltiples beneficios de la amistad: previenen el sentimiento de soledad, protege el sistema immunológico, reduce los ataques de corazón, mejora la salud mental y previene la depresión y la ansiedad, mejora el bienestar personal y aumenta la expectativa de vida.
La gente con pocos amigos, sin ellos o sin familia tiene una tasa de mortalidad cuatros veces más alta que las personas que cuentan con una buena red de relaciones personales. Según los expertos, también es probable que no sea el número de relaciones el factor que mejora la salud, sino lo que éstas significan para la persona. Es el sentimiento de unión y apoyo, y no la cantidad de amigos, lo que cuenta.
Cómo comprobar si es un verdadero amigo
¿Estoy satisfecho de esta amistad en general?
¿A menudo me siento mal después de haber visto a esa persona?
¿Se trata de una relación de igual a igual?
¿Cuál es el coste de mantener esta relación?
¿Puedo recurrir a mi amigo en un momento de crisis o soledad?
¿Me escucha y me comprende?
¿Me conoce y le importo realmente?
¿Qué aporta de positivo en mi vida?
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