La flaqueza le invadía, le atormentaba, la enloquecía.
El miedo que sentía al estar confundida dejaba camuflada su parte dócil y cuerda.
Le era duro aceptar esos momentos de invalidez emocional y exintencialidad. Se sentía como novata conduciendo por primera vez un coche. Alterable e irascible. Muy irascible.
Todas sus debilidades se veían ocultadas por una rabia fácil de estallar y complicada de dominar. Todo le alteraba. Que dolor era sentir aquella ignorancia interior.
Esa angustia que ahoga y martiriza. Que le está ahogando hasta lo más profundo, sin entender que lo tranformaba en ira contaminante para ella y su alrededor.
Se estaba autodestruyendo.
Se está sintiendo inútil, asquerosa, tonta y quejica. De verdad que no quiere continuar así pero tampoco sabe que camino seguir.
Su ira le transforma.
Acéptala.
Entiendela.
Aprende a Manejarla.
Luego... la dejarás ir.
Ira
Posteado en Relato II en 0:00 por Zazen
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